En los últimos años, Europa ha sido escenario de una transformación energética sin precedentes. Desde los parques eólicos en el Mar del Norte hasta las extensas plantas solares del sur, el continente avanza hacia un futuro más limpio, impulsado por la urgencia climática, la innovación tecnológica y la necesidad de independencia energética.
Eventos geopolíticos como la guerra de Ucrania y la volatilidad de los precios del gas han acelerado este cambio, convirtiendo a las energías renovables en el núcleo de las políticas energéticas de la Unión Europea. Pero este impulso no está exento de desafíos: redes eléctricas que necesitan modernizarse, picos de producción que saturan el sistema y fenómenos climáticos extremos que ponen a prueba su resiliencia.
En este artículo exploramos el estado actual de las renovables en Europa, con datos recientes, tendencias por país, hitos alcanzados y retos que marcarán su evolución en la próxima década.
Renovables en Europa: panorama general y progreso reciente
En 2023, las energías renovables representaron el 24,5% del consumo final bruto de energía de la Unión Europea, de acuerdo con el informe “Shedding light on energy in Europe – 2025 edition”, triplicando casi el nivel del 9,6% de 2004. Ese mismo año, en producción energética, las renovables fueron la fuente más importante con un 46 % del total, seguidas por la nuclear (29 %), los combustibles sólidos (17 %), el gas (5 %) y el petróleo (3 %).
En el ámbito eléctrico, en 2023 las renovables supusieron el 45,3 % del consumo bruto de electricidad, con viento e hidro aportando más de dos tercios de esa cifra (38,5 % y 28,2 % respectivamente), seguidas por solar (20,5 %), biocombustibles (6,2 %) y otras fuentes (6,6 %).
Sin embargo, en el primer trimestre de 2025, ha habido un pequeño retroceso de 4,3 puntos (42,5%) respecto al año anterior, causado por menores rendimientos en energía eólica e hidráulica.
Logros recientes e hitos importantes
Más allá de las cifras globales, la transición renovable en Europa ha alcanzado hitos muy significativos en los últimos dos años, demostrando que las tecnologías limpias ya no son un complemento, sino protagonistas del sistema eléctrico.
- Energía solar por encima del carbón: Por primera vez en su historia, la Unión Europea generó más electricidad mediante energía solar (11%) que con carbón (9%), según el informe European Electricity Review 2025 de Ember.
- Récord en producción de electricidad con renovables: En 2024, casi la mitad de la electricidad de la UE (el 47%) fue de origen renovable. La eólica superó al gas por segundo año consecutivo y, junto a la nuclear, se alcanzó casi el 75% sin emisiones.
- Capacidad renovable récord en 2025: Se espera que la UE añada 89 GW de nueva capacidad renovable, incluidos 70 GW de solar y 19 GW de eólica, superando el récord de 2024.
Desafíos climáticos y del sistema eléctrico
El crecimiento de las energías renovables no es un camino fácil ni libre de obstáculos: cambios meteorológicos, saturación de redes, o infraestructuras insuficientes, amenazan con frenar este avance si no se toman medidas.
Retroceso en hidráulica y eólica
Entre enero y junio de 2025, la electricidad generada con energía hidráulica cayó un 15% respecto al año anterior, quedándose en un 12,5% del total. Esto significa 164 TWh producidos, cuando en 2024 había sido bastante más. El viento también sopló menos de lo habitual en los primeros meses del año, lo que redujo la producción eólica. Cuando falta agua y viento, es más difícil mantener la red solo con renovables, y hay que buscar alternativas.
Más gas y carbón para compensar
Para cubrir esa falta de renovables, las centrales de gas y carbón tuvieron que producir más electricidad. Según Ember, en la primera mitad de 2025 la generación con combustibles fósiles aumentó un 13% frente al mismo periodo de 2024. El gas subió un 19% y el carbón un poco menos, pero ambos sumaron 45,7 TWh extra de electricidad. La demanda, además, fue un 2,2% más alta que el año anterior, lo que también presionó al sistema.
Un récord solar… con un sistema que necesita adaptarse
En junio de 2025 ocurrió algo histórico: por primera vez, la energía solar fue la mayor fuente de electricidad en la Unión Europea. Generó el 22,1% de toda la electricidad del mes, por encima de la nuclear (21,8%) y de la eólica (15,8%). Fue un logro impresionante, pero también evidenció un problema: cuando hay mucha producción solar, pero las redes y el almacenamiento no están preparados, se generan desequilibrios y desperdicios de energía. Por eso, Ember advierte que será clave invertir en baterías, redes más robustas y sistemas flexibles para aprovechar al máximo esta electricidad limpia.
Más inversión e impulso estructural
La expansión de las energías limpias en Europa no solo se explica por los objetivos climáticos, sino también por el volumen sin precedentes de capital que se está destinando al sector. Según el informe World Energy Investment 2025 – European Union de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), en 2025 la Unión Europea ha invertido casi 390 mil millones de dólares en energías limpias —incluyendo generación renovable, redes eléctricas y tecnologías bajas en carbono—, una cifra 35 veces superior a la destinada a combustibles fósiles sin sistemas de captura de CO₂. Este esfuerzo inversor sitúa a la UE como una de las regiones líderes en la transición energética a nivel mundial.
El mismo informe indica que la inversión en eficiencia energética —especialmente en el sector de la edificación, con medidas como la rehabilitación térmica y la climatización eficiente— alcanzó en 2025 los 100 mil millones de dólares, lo que supone el doble de lo invertido hace una década. Esto refleja que, junto a la producción de energía limpia, la reducción del consumo es un pilar estratégico para cumplir con los objetivos de descarbonización.
El papel de las empresas privadas y los PPAs
Además de las políticas públicas, las empresas están asumiendo un rol más activo en la financiación de proyectos renovables. Según Financial Times, los acuerdos de compra de energía renovable a largo plazo (Power Purchase Agreements o PPAs) firmados por grandes compañías tecnológicas, industriales y del sector servicios crecieron de forma notable en 2025. Este tipo de contratos garantizan ingresos estables a los promotores de parques solares y eólicos, facilitando la construcción de nuevas instalaciones y contribuyendo a la estabilidad del mercado eléctrico.
Panorama por países destacados
En 2024, las renovables en Alemania generaron entre el 59 % y el 63 % de la electricidad, con fuerte peso de la eólica (31,5 %) y la solar (14 %) según datos de Fraunhofer ISE. Sin embargo, en la primera mitad de 2025 bajaron al 54,5 % por menor viento e hidroeléctrica. Alemania sigue ampliando su solar (32 % del mix en abril 2025) y baterías, con planes de 70 GW de eólica marina para 2045.
En España, las renovables cubrieron el 50,3 % de la demanda en 2023, y en 2024 subieron al 56 % según Red Eléctrica. El viento y la solar lideran el mix, pero el exceso de producción provoca precios cero o negativos en hasta un tercio de las horas de mayo 2025 y vertidos solares recurrentes. El país impulsa proyectos híbridos solar+batería con fondos europeos para aliviar la saturación.
Dinamarca es un referente en eólica. En 2023, el 59 % de su electricidad provino de turbinas eólicas, la cuota más alta de la UE. El país busca alcanzar un 100 % de electricidad renovable en 2030, apoyándose en la expansión offshore en el Mar del Norte y en interconexiones con Alemania y Suecia.
Suecia combina un sólido parque hidroeléctrico con energía eólica creciente. En 2023, más del 65 % de su electricidad fue renovable, lo que convierte al país en uno de los sistemas más descarbonizados de Europa. Además, su sector industrial está apostando por hidrógeno verde (ejemplo: proyecto HYBRIT en acero sin fósiles).
Francia tiene un modelo particular: la energía nuclear sigue siendo dominante, con más del 60 % de la electricidad en 2023. Sin embargo, las renovables han crecido hasta un 27 % del mix eléctrico, con especial aumento de la solar fotovoltaica y la eólica onshore. Francia también ha desarrollado proyectos emblemáticos de eólica marina (como Saint-Nazaire) y busca alcanzar un 40 % de electricidad renovable en 2030.
Italia ha apostado fuerte por la solar fotovoltaica, que en 2023 generó más del 10 % de la electricidad nacional, mientras que el conjunto de renovables aportó alrededor del 36 %, según los datos del GSE – Gestore Servizi Energetici. En 2024, el país registró un récord en nuevas instalaciones solares (más de 5 GW añadidos) y busca llegar a un 65 % de renovables en electricidad para 2030 (IEA). Italia también enfrenta retos en almacenamiento y modernización de redes, especialmente en el sur, donde la generación solar excede a veces la capacidad de transporte.
Retos para consolidar el avance de renovables
El fuerte crecimiento renovable en Europa ha demostrado que la transición energética es posible, pero también ha revelado limitaciones que deben resolverse para garantizar un sistema estable, seguro y sostenible. Entre los principales desafíos destacan:
Modernización de redes eléctricas y ampliar interconexiones
Muchas infraestructuras europeas tienen más de 40 años y no están preparadas para absorber la producción renovable creciente. La Comisión Europea estima que serán necesarios 584.000 millones de euros hasta 2030 para reforzar, digitalizar y ampliar las redes (European Commission). Además, interconexiones más fuertes entre países ayudarían a aprovechar mejor los excedentes, evitando apagones como el que afectó a España y Portugal en abril de 2025.
Impulsar el almacenamiento energético
El despliegue masivo de baterías y sistemas de almacenamiento a gran escala es clave para equilibrar la producción solar y eólica. Hoy, España apenas tiene 18 MW de baterías autónomas instaladas, frente a los 5,6 GW del Reino Unido. La UE ya ha lanzado fondos específicos para acelerar proyectos híbridos solar+batería y busca alcanzar varios GW nuevos de capacidad de aquí a 2030.
Flexibilización del consumo
Para aprovechar toda la energía renovable, será necesario adaptar la demanda a la oferta. Esto incluye tarifas dinámicas, incentivos para que industrias ajusten su consumo a las horas solares o eólicas, y fomentar tecnologías de gestión inteligente. Según la Agencia Internacional de la Energía, la flexibilidad de la demanda puede reducir en un 30 % la necesidad de inversiones en nueva capacidad de generación.
Simplificar trámites y acelerar proyectos
Uno de los grandes cuellos de botella es burocrático: en muchos países, los permisos para nuevos parques eólicos o solares tardan varios años. La Comisión Europea propone recortar plazos a menos de dos años y priorizar zonas con bajo impacto ambiental para acelerar el despliegue.
Estar preparados para fenómenos climáticos extremos
Eventos de “dunkelflaute” (semanas con poco viento y sol) o inviernos secos, como ocurrió en 2025 con la hidráulica alpina, ponen a prueba la seguridad del sistema. Estos episodios muestran que, además de más interconexiones y flexibilidad, será necesario avanzar en soluciones de almacenamiento de larga duración, como bombeo hidroeléctrico, hidrógeno o baterías de nueva generación.
Europa está en una transición energética profunda. En electricidad, ya roza o supera el 50 % renovable en muchos países, e incluso adelantó a fuentes fósiles como el carbón. Sin embargo, fenómenos climáticos adversos, infraestructura insuficiente y sobreproducción puntual amenazan la estabilidad del sistema. De cara al futuro, el impulso debe centrarse en:
- Redes más robustas y almacenamiento.
- Flexibilidad del consumo.
- Simplificación regulatoria.
- Financiación sostenible, incluso mediante PPAs y mecanismos públicos.
- Preparación ante eventos climáticos extremos.
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